Lluvia De Junio
Como al frescor de un baño
Mis miembros resucitan. De mis ojos
Como manto imperial caen las miradas.
Sacúdense.las ramas, como potros
Al sentir el jinete: otras, negruzcas,
Tienden, cual brazos míseros, las púas
Colgadas de ipomeas.
Sobre el parral, acorralado, el tierno
Follaje vuelve el dorso,
Como tropel de mariposas blancas
Que del viento y la lluvia se refugia.
El heno, entre los claros
Del verde fresco parece oro.
Cruzan a paso, y por el aire limpio -
Baja en lanzas la lluvia,
Como penacho solitario ondea
Un gajo erguido: cual guerreros que
se afrontan, a caballo
a pelear, y se combaten
Que al volar a batir, , cual guerreros
El mejor modo de morir consultan.
Muévense aquellas ramas:
Cual vecinos alegres cuchichean
Debajo las espigas, cual vecinas
Locas, bajo los árboles, sacuden
Las hierbas sus espigas. Por sus cantos
Se sabe de los pájaros, o
Donde se ama sin luz.
De plata por la lluvia techada.
Y, el heno, entre los claros
De las ramas, parece oro.
Las nubes majestuosas, serenas,
Cruzan, a paso lento, el cielo vago.
Huele a vida la tierra; pitorrean
Los pájaros; de arriba
Cae la lluvia a lanzazos, como si viendo
Pasar los ángeles despiertos una fiera
Tan bella como la tierra, disparasen
Sobre ella desde las nubes todos sus
Saetazos.
- Cuerreros.-
- Las nubes pasan
- Los lanzazos.
Bajo el roble magnífico, se anida
Una casita blanca.
De este Junio lluvioso al dulce frío
Quisiera yo morir: ¡ya Junio acaba!
Morir también en Mayo amable quise,
Cuando acababa Mayo. Saborea
Su dulce el niño, y con igual regalo
En noches solas y febriles días,
Cual ardilla ladrona a ocultas, mimo
El pensamiento de morir. Del libro
Huyen los ojos ya, buscando en lo alto
Otro libro mayor: pero no quiero
Ni en tierra esclava reposar, ni en esta
Tierra en que no nací: la lluvia misma
Azote me parece, y extranjeros
Sus árboles me son. Sí, me conmueve
Mi horror al frío: ¡oh patria, así
Como mi corazón, mi cuerpo es tuyo!
¡Que los gusanos que me coman sean!
Saber no quiero
De la pompa del mundo: el amor cabe
En un grano de anís: la gloria apenas
En un ojo de hormiga: la grandeza
Del corazón, el hombre envenenado
Antes la muerde que la aplaude: el verso
Es el último amigo. Así en mi mesa,
Solos los dos, mientras el hombre aspira
Y engaña la mujer, mientras consume
La virtud su prisión
Solos, mi verso y yo, nos contemplamos.-
Un gajo erguido: cual si los hijos.
No como ayer el vendaval me invita
A arrostrar su furor: pláceme ahora;
Vecino de la muerte, entre cristales
Ver su noble hermosura. Es el silencio
Lo que mi alma apetece. El hombre honrado
Huye del mundo, y esquiva el decoroso
Enfermo el sol y el corazón de la vida.
¡ Yo, por fuera, estoy bien! ¡Adentro es donde
Corre la enfermedad! ¡Siempre el gusano
En pleno corazón muerde la fruta!
¿,Que preguntáis mi mal? ¿Pues no he querido
ser bueno? Di monedas de oro puro
Y me las dieron falsas. Callo y muero.
¡Ya el vendaval, cuando sus truenos ciñe,
No como ayer a su furor me invita! -
¡ Ya el vendaval, cuando sus crenchas ciñe
La corona de roble, cuando el tronco
De encino nuevo vigoroso
No, como ayer, a camino de amigo
Sobre la tierra trémula me invita.
Cae la lluvia a lanzazos cual si
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