El enemigo brutal Nos pone fuego a la casa: El sable la calle arrasa, A la luna tropical. Pocos salieron ilesos Del sable del espanol: La calle, al salir el sol, Era un reguero de sesos. Pasa, entre balas, un coche: Entran, llorando, a una muerta: Llama una mano a la puerta En lo negro de la noche. No hay bala que no taladre El portón: y la mujer Que llama, me ha dado el ser: Me viene a buscar mi madre. A la boca de la muerte, Los valientes habaneros Se quitaron los sombreros Ante la matrona fuerte. Y después que nos besamos Como dos locos, me dijo: "¡Vamos pronto, vamos, hijo: La niña está sola: vamos!"