Mande España sus legiones,
Cubra de naves el mar,
Y retumben sin cesar
Sus mosquetes y cañones:
Con impías maldiciones
Ruina, exterminio decrete,
Que mientras vibre un machete
Y arda la tea sagrada,
Podrá ser aniquilada,
Mas Cuba no se somete.
Que si en pie combate, sola,
Y del mundo abandonada,
Contra ella conjurada,
Toda la furia española,
La estrella audaz enarbola,
Y está resuelta a luchar
Hasta verla tremolar
En los escombros sangrientos
Que han de formar los cimientos
En que libre ha de flotar.
Despuéblense sus confines:
Vengan los Weyler y Pandos
Con sus carniceros bandos
De feroces malandrines:
No conseguirán sus fines
Si toda España acomete;
Que si cadalsos promete,
Llena de infernal rencor,
Cuba opondrá a su furor
El filo de su machete.
Humo se habrá de volver
Toda la antigua riqueza
Que en abismo de vileza
Nos hiciera descender.
De España todo el poder
Vano a impedirlo será;
Y al fin con terror verá
Que en la senda en que se avanza,
Lo que el machete no alcanza
La tea lo alcanzará.
¡Salve tea redentora
Cuyo rojizo esplendor
Es el trémulo fulgor
Que anuncia la nueva aurora!
Si tu llama asoladora
Ruina esparce y destrucción,
Es también de salvación
El faro que ha de guiar,
Tras horrendo batallar,
Al puerto de salvación.
El suelo que se redime
Con sangre se ha de regar,
Y con hierro ha de quebrar
La cadena que le oprime
Por la libertad sublime,
Si ha de surgir triunfadora,
Cuba sea escombros ahora,
Que ella el triunfo se promete
Con el terrible machete,
Con la tea redentora.
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