A Máximo Gómez al entrar
victorioso en La Habana.

¡Guerrero de granito y de diamante!,
¡águila que llevaste, en raudo vuelo,
con la cólera santa de los héroes,
la grandeza del cielo!

Desde al santuario azul de las montañas,
no en templos de marfil y de alabastros,
moviste tus ejércitos gloriosos,
como Dios a los astros.

Por ti brotó, sonriendo, del sepulcro,
la libertad radiante y peregrina,
como del fondo de la antigua noche
surgió la luz divina.

Y por ti, de las madres enlutadas
las lágrimas seráficas y bellas,
sobre las tumbas de los héroes muertos
se volvieron estrellas.

¡Libertador excelso! Y la historia
que con letras de luz tu nombre imprime,
mira, de pie, en la cumbre de los siglos,
tu figura sublime.

Mas ya se ve tu imagen venerable;
y en majestuosa ondulación, de lejos,
del manto azul, pendiente de tus hombres
los brillantes reflejos.

Con la diadema de laureles de oro,
¡gigante sol que en el ocaso brillas!,
¡ya llegas bajo el arco de la gloria!
¡Oh, patria!, ¡de rodillas!

Luisa Pérez de Sambrana
(El Cobre, Oriente, 25.8.1835-La Habana, 25.5.1922)




 




Luisa Pérez de Zambrana


Nacimiento



Nació en la finca El Melgarejo, cerca de las minas de El Cobre, Santiago de Cuba, el 25 de agosto de 1837. Bautizada Luisa Pérez y Montes de Oca, "perdió" el apellido materno al casar con el renombrado intelectual y promotor cultural Ramón de Zambrana. Huérfana de padre tempranamente, se mudó con su familia a la ciudad de Santiago donde se dio a conocer como poeta


Vida y obra


Es una de las poetisas de las que se dice "nació con el don de la poesía" y está considerada entre las mejores de Cuba e Hispanoamérica. A la edad de 14 años compuso su primer trabajo literario y sus versos, que recogió en un cuaderno publicado con la ayuda de los intelectuales que la rodeaban -y admiraban su poesía- en Santiago. El libro dió la vuelta a la Isla, y ya en La Habana, el intelectual Don Ramón Zambrana quedó prendido de su obra, yendo a Santiago de Cuba para conocerla y comprometerse con ella, una vez que la conoció por una foto, para luego llevársela a La Habana donde formaron hogar y tuvieron cinco hijos. Por sus grandes dotes poéticas y su gracia y finura, Luisa fue elegida para coronar a la gran Gertrudis Gómez de Avellaneda en el Teatro Tacón en 1860. A causa de que su vida estuvo marcada por la presencia constante de la muerte, ya que perdió a su esposo y a sus cinco hijos paulatinamente entre 1886 y 1898, su obra estuvo llena de sensibilidad, melancolía, pasión y ternura, con reflexiones religiosas y de toque filosófico sobre la muerte: estas dos últimas características se dan a notar en sus elegías. En el año 1918, recibió un homenaje por parte del Ateneo de La Habana y posterior a esto apareció una nueva edición de sus poesías con prólogo de Enrique José Varona quien la bautizó como "la más insigne elegíaca de nuestras líricas". Fue fundadora del Liceo Artístico y Literario de Regla. Sus obras fueron premiadas en los Juegos Florales más selectos de la ciudad de Madrid. Entre dichas obras se encuentra el libro de oraciones llamado "Devocionario", "La vuelta al bosque", "Dolor supremo", "Martirio". De ella dijo José Martí: "se hacen versos de la grandeza, pero sólo del sentimiento se hace poesía".


Muerte


Pasó el resto de sus dias en el municipio habanero de Regla, donde murió el 25 de mayo de 1922.